Slow Food es un movimiento que promueve una alimentación buena, limpia y justa para toda persona en el planeta. Bajo esta premisa, lanza su campaña “Menú para el cambio” donde demuestran que a partir de la alimentación, los seres humanos podemos y debemos marcar la diferencia con el propósito de frenar el cambio climático.
Todos podemos participar en la campaña: lee las etiquetas, controla la procedencia de tus alimentos, escoge productos locales elaborados en pequeña escala, respeta las estaciones. Come menos carne y de mejor calidad (dos o tres veces a la semana es suficiente), redescubre las legumbres y come más verdura, no desperdicies el agua, busca los mercados más cercanos a ti, dedica tiempo a las compras: escoge con atención y compra únicamente aquello que necesites.
El impacto ambiental de la industrialización de la agricultura ha sido devastador y provoca la contaminación y la pérdida de la fertilidad del suelo, la erosión y la salinización de los terrenos, así como daños al paisaje agrícola. Un tercio de las emisiones globales de efecto invernadero que calientan al planeta deriva del sector agrícola y, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, a finales del siglo, a falta de limitaciones de las emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura media del planeta podría llegar a ser 4 °C más alta y seguiría aumentando.
De acuerdo con Carlo Petrini, líder y fundador de Slow Food, una modificación sustancial del sistema actual de producción agroalimentaria global podría ser una de las soluciones en la lucha contra el cambio climático.
Laura Cordero