WASHINGTON (AP) — Los médicos ya pueden trasplantar pulmones y corazones infectados con hepatitis C sin riesgos en personas a las que les urgen los órganos nuevos, según investigadores que podrían haber hallado una forma de proteger a esos pacientes del contagio con el riesgoso virus.
El estudio, publicado el miércoles, es el intento más reciente para reducir la larga lista de espera de trasplantes del país al usar órganos que de otra forma serían descartados, con frecuencia de víctimas de la epidemia de opioides.
Pero ahora, en lugar de intentar curar la hepatitis C después de infectar a los recipientes de trasplantes, los investigadores del Hospital Brigham y de Mujeres de Boston dijeron que un tratamiento más rápido y barato parece evitar la infección desde el principio.
“Se trata de no desechar los órganos que son médicamente aptos”, dijo la doctora Ann Woolley, especialista en enfermedades infecciosas en Brigham y coautora del estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine.
Que con un trasplante de órganos se pueda infectar a alguien con un virus dañino al hígado suena drástico, pero más hospitales se arriesgan debido a la escasez de órganos. Más de 113.000 personas están en la lista de espera nacional de trasplantes, y sólo 36.529 recibieron uno el año pasado. Aproximadamente 1.000 de los pacientes que esperan un corazón o pulmón mueren cada año mientras esperaban.
“Sabía que se me acababa el tiempo”, dijo el paciente Rexford Kelley, de 71 años. Así que participó en el estudio de Brigham con la esperanza de que su trasplante sería más rápido si aceptaba recibir un pulmón infectado con hepatitis C. “Estoy agradecido de tener el pulmón”, dijo el policía estatal retirado, quien ahora respira con suficiente facilidad para poder salir al campo de golf.
Hasta hace poco, los médicos sólo trasplantaban órganos infectados con hepatitis C a pacientes que ya tenían el virus.
Pero en 2016, impulsados por los poderosos medicamentos nuevos que prometían curar la hepatitis C, los cirujanos comenzaron a experimentar con los llamados trasplantes no coincidentes, colocando riñones infectados en personas sin hepatitis C. Si los pacientes mostraban síntomas de infección, recibían medicinas durante tres meses para vencerla. El año pasado, pequeños estudios en la Universidad de Pennsylvania y la Universidad de Johns Hopkins mostraron no sólo que los pacientes se habían curado de la hepatitis, sino que el riñón funcionaba bien.
En la investigación de Brigham, los participantes que aguardaban un trasplante tomaron durante un mes el medicamento con la esperanza de bloquear la infección de hepatitis C en lugar de tener que tratarla.
El estudio detalla cómo aproximadamente la mitad de los 69 pacientes que recibieron trasplantes están saludables hasta la fecha. Uno murió ocho meses después del trasplante por una infección bacteriana no relacionada con la hepatitis, pero a 15 les va bien un año después.