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Al rescate del agua

Expertos en Jalisco diseñan una planta de tratamiento de aguas residuales que utiliza bacterias y flores como filtros naturales
27 de Marzo 2017
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Parece un florido jardín pero en realidad es una tecnología recién desarrollada y patentada por científicos del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej). Su nombre es Hydropure, y se trata de una planta de tratamiento de aguas residuales que además está libre del desagradable olor que emanan las instalaciones convencionales.

El doctor José de Anda Sánchez, investigador de la Unidad de Tecnología Ambiental del Ciatej, asegura que este es un proyecto en el que se trabajó por 10 años para lograr el resultado deseado.

“Quisimos romper con la forma convencional con que se trata el agua residual, donde se requiere mucha energía, productos químicos y gente preparada. Son plantas que requieren las 24 horas del día, los 365 días del año suministro energético para poder funcionar, así como operarios especializados en sistemas de tratamiento en los tres turnos”, apunta el doctor, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Las plantas convencionales de tratamiento de aguas residuales tienen costos elevados de instalación, a lo que se suma un costo mensual por concepto de mantenimiento, operación y energía aproximado a los 400 000 pesos.
“Este es un sistema adaptado para nuestra cultura, para nuestro clima y para nuestra capacidad económica. Se diseñó pensando en cómo abatir de manera importante los costos de energía, mantenimiento de la planta de tratamiento, porque estábamos conscientes que muchas comunidades en México no tienen plantas de tratamiento por los altos costos que representa”, comentó el investigador.

En el desarrollo del proyecto participó también el doctor Alberto López López, investigador adscrito al área de Tecnología Ambiental del Ciatej y también miembro del SNI, así como dos estudiantes de doctorado.
Los procesos que conforman la tecnología Hydropure están patentados ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y actualmente licenciados a la empresa mexicana MAGUESA Promotoría para su explotación comercial, desde junio de 2016.

VENTAJAS

“Lo primero que uno nota al entrar a una planta de tratamiento convencional es el tremendo olor a aguas residuales. Aquí estamos en una planta de tratamiento basada en métodos naturales donde uno de los procesos es la fitorremediación, el cual elimina cualquier olor desagradable”, señala De Anda Sánchez.

Este proceso se realiza por medio de plantas ornamentales como la caña de las indias (Canna indica), el ave del paraíso (Strelitzia reginae), el agapanto africano (Agapanthus africanus), el alcatraz (Zantedeschia aethiopica) y el lirio acuático (Eichhornia crassipes). La presencia de estas plantas, todas floradas, ocasiona que la planta de tratamiento parezca un jardín. Además, están por probarse al menos otras cinco especies que se espera se puedan adaptar bien al sistema.

Uno de los grandes logros es que los costos de manutención y operación son mínimos, ya que únicamente se necesita un jardinero que mantenga las plantas ornamentales en su punto, según señala el ingeniero Raúl Martínez Hernández, director general de Hydropure.

Martínez Hernández considera que este sistema innovador tiene un costo de operación y mantenimiento hasta 40 % menor al de una planta convencional, correspondiente a menos de un centavo por metro cuadrado al mes.
“El costo energético de la tecnología Hydropure es cero. Esto se debe a que es un sistema basado en procesos naturales en donde el agua residual va pasando por gravedad a través de diferentes filtros biológicos hasta lograr su depuración final en un humedal artificial”, comenta y agrega que la vida útil del sistema es superior a los 40 años.

EL PROCESO

Los procesos desarrollados para Hydropure son totalmente naturales en cada una de sus fases, por lo que no se requieren sustancias químicas ni componentes mecánicos complejos.
“El agua residual llega a un cárcamo de recepción donde hay un proceso de separación de sólidos gruesos. Luego se va a un primer proceso anaerobio, donde abatimos 50 % de la carga orgánica. Después llega a un reactor anaeróbico de flujo ascendente, en donde nuestra agua residual la hacemos pasar por un material muy poroso que genera una biopelícula de bacterias anaerobias que constantemente están degradando la materia orgánica. Ahí se puede bajar la concentración de carga orgánica hasta 80 por ciento”, asegura José de Anda Sánchez.

El tercer tratamiento es el humedal artificial subsuperficial, en donde la carga orgánica se reduce de 98 a 99 % a través de la captura de nutrientes y otros compuestos orgánicos de la vegetación ahí sembrada. El agua es entonces almacenada, lista para ser reutilizada en sistemas de riego de áreas verdes o cultivos.

Al finalizar el proceso, la calidad del agua tratada cumple con los requerimientos de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) en la materia (NOM-001-SEMARNAT-1996, NOM-002-SEMARNAT-1996, NOM-003-SEMARNAT-1997).

EN FUNCIONAMIENTO

En la unidad Zapopan del Ciatej se instaló una planta de tratamiento demostrativa con el sistema Hydropure. Dicha planta está proyectada para 500 personas, aunque actualmente en la unidad Zapopan hay una población fija de alrededor de 100 personas y una flotante de cerca de 80.
“El cien por ciento de las aguas residuales que se generan aquí en el centro son tratadas para ser reutilizadas en el riego de áreas verdes. Somos un centro de descarga cero. Poca gente sabe que esta es una planta de tratamiento porque piensan que es parte del jardín”, señala José de Anda Sánchez.

Cada seis meses requiere que un equipo especializado retire los lodos biológicos acumulados durante la primera etapa del proceso, lo cual tiene un costo aproximado de 4 000 pesos.
“Una planta convencional que haga exactamente el mismo trabajo que esta estaría generando alrededor de entre 20 000 y 25 000 pesos mensuales de costos energéticos. La nuestra cada seis meses estará gastando apenas la quinta parte”, acota el investigador.

Este sistema ya se ha adaptado en Kuwait, China, Paraguay, Alemania y, por supuesto, México, país en el que ya se han instalado cuatro plantas de tratamiento y están en proceso 30 más, además de que todavía se definen convenios a fin de montar otras 40 plantas en toda la república para el uso de 25 000 habitantes, según comenta el ingeniero Martínez Hernández.

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