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Reinventarse o morir

La televisión libra una dura batalla contra los servicios de contenido audiovisual por internet ¿Quién ganará?
13 de Marzo 2017
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Por Rogelio Segoviano

Si Homero, Shakespeare, Cervantes, Dickens o Dumas vivieran en esta época, seguramente serían los creadores de las más adictivas series de televisión, pues ninguno hubiera podido encontrar una mejor salida para sus épicas historias cargadas de valor, drama, suspenso, envidia, comedia, erotismo, corrupción, fantasía, horror. Es decir, la condición humana en todo su esplendor.

Las series se han convertido en una de las formas de entretenimiento global más importantes, al ser vistas cada día por decenas de millones de personas en todo el mundo. La serie de zombies The Walking Dead, por ejemplo, ha mantenido a lo largo de sus seis primeras temporadas un rating promedio de 11.5 millones de espectadores por episodio.

Y la tendencia de adicción sigue, de ahí que muchos estudios, cadenas de TV y compañías productoras independientes dediquen porcentajes cada vez más grandes de sus presupuestos anuales para producir series. Hace tres lustros la cadena ABC sorprendía a propios y extraños al invertir 10 millones de dólares sólo en el primer episodio de la emblemática serie Lost, en donde había un espectacular accidente aéreo del que partía la columna vertebral de toda la trama. Hace cinco años los creadores de House of Cards, protagonizada por Kevin Spacey, recibían de Netflix 100 millones de dólares para realizar las dos primeras temporadas, de 13 capítulos cada una. Hoy en día se estima que la cadena HBO ha llegado a gastar en algunos episodios de la más reciente temporada de Game of Thrones más de 15 millones de dólares en cada uno.

Lorenzo Orozco, directivo de Fox Networks Group, compañía que opera cerca de 40 canales de TV de paga en América Latina, no duda en señalar que las series de televisión han ganado un lugar tan importante en la sociedad actual, que se han convertido en uno de los factores centrales para que en muchos hogares decidan suscribirse a un sistema de televisión de paga o streaming.

“Actualmente resulta abismal la diferencia entre ver una telenovela en TV abierta y una serie en TV de paga, pues más allá de las repetitivas temáticas e historias elementales que presentan los melodramas tradicionales, sus presupuestos están muy por debajo de los que se manejan en una serie, y nunca veremos escenas de acción en las que se libre una batalla con cientos de extras, se estrelle un avión o se realice un espectacular operativo en helicóptero”, afirma.

Crece la TV de paga 

Desde 2010 los grandes programadores internacionales, agrupados en el Latin American Multichannel Advertising Council (LAMAC), se han quejado de que en México las empresas Televisa y TV Azteca juegan sucio para evitar que las compañías que realizan la medición de audiencias hagan públicos los informes que muestran la caída del rating de la TV abierta, en contraste con el acelerado crecimiento que ha tenido en la región la televisión restringida. Las dos grandes televisoras se niegan a reconocer que han sufrido un duro revés, sobre todo cuando está en disputa la repartición de un pastel publicitario estimado en casi 3 000 millones de dólares.

Gary McBride, presidente de LAMAC, considera que ya es tiempo de que las agencias de publicidad y anunciantes destinen mayores presupuestos para la TV de paga, pues es aquí a donde actualmente migran los consumidores potenciales. Además, considera que en cinco años más la penetración de la televisión restringida superará fácilmente a la TV abierta, alcanzando niveles de audiencia de hasta 82 %, lo cual no significa que la TV abierta dejará de ser rentable a corto plazo, sino que la inversión publicitaria se redistribuirá más equitativamente entre todos los actores, incluso entre  los nuevos e “incómodos” medios digitales liderados por Netflix, Amazon, Google y Apple, que han llegado para revolucionar la manera de producir y distribuir contenidos audiovisuales de forma radical.

El gigante digital 

Todo comenzó en 1997, cuando Reed Hastings, un joven bostoniano desarrollador de programas de software, olvidó durante más de una semana entregar en el Blockbuster de su barrio la película Apollo 13, y cuando la llevó le impusieron una multa de 40 dólares por el retraso. Por más que discutió con los empleados del videoclub, Hastings no se salvó de pagar la penalización, pero fue en ese momento en el que sembró en su cabeza la idea de inventar un servicio en el cual los usuarios no tuvieran que salir de casa para rentar una película ni tuvieran un límite de tiempo para verla y regresarla. Junto con Marc Rudolph, su amigo y compañero de trabajo, puso manos a la obra y creó la compañía Kibble, a la que meses más tarde le cambiaría el nombre por uno que sonaba mejor: Netflix.

Lejos estaban de conocer las impresionantes repercusiones que tendría su invento, mas intuían que era una bomba entre sus manos y, pese a las pérdidas que registraron en los primeros años de operación, iniciaron lo que hoy es ya reconocido como una revolución tecnológica en la forma acercar el entretenimiento a las personas. Incluso, en el año 2000 fueron con los altos directivos de Blockbuster para venderles Netflix, pero al escuchar que pedían 50 millones de dólares por la incipiente empresa, los ejecutivos de Blockbuster estallaron en una carcajada y poco faltó para que los echaran a patadas de sus oficinas.

Hoy, Netflix es el gigante del servicio de distribución de series y películas por Internet a diferentes dispositivos mediante una plataforma Over The Top (OTT), también conocida como streaming.

Sólo en 2016, Netflix tuvo a nivel mundial 17 millones de nuevos suscriptores y lanzó 126 series y películas originales, entre las que se encuentra Stranger Things, una historia de ciencia ficción que fue una de las más vistas a nivel mundial; The Crown, que presenta en diez capítulos los primeros años del reinado de Isabel II de Inglaterra, y que arrasó con los principales premios a series dramáticas, incluyendo dos Globos de Oro y, Cascos blancos, el extraordinario cortometraje documental ganador del Oscar, que sigue a un grupo de heroicos rescatistas en medio de los bombardeos en la zona rebelde en Siria.

Además, de acuerdo con especialistas bursátiles, Netflix, que registró un despegue impresionante a partir de 2009, tiene un valor estimado en el mercado de casi 60 000 millones de dólares, y sólo en los últimos dos años sus ganancias por acción se han incrementado 52 %. Cada suscripción tiene un costo promedio de 10 dólares mensuales (en México es de casi 7 dólares), lo que lleva a la empresa a tener ingresos anuales brutos estimados en más de 11 280 millones de dólares. No resulta extraño entonces que la compañía anuncie inversiones superiores a los 6 000 millones de dólares anuales para la compra de derechos y la producción propia de series y películas.

Algunos especialistas en telecomunicaciones prevén que para 2020, Netflix podría incrementar exponencialmente su crecimiento y llegar a los 200 millones de suscriptores a nivel mundial.

Por cierto, la cadena Blockbuster, que llegó a tener más de 60 000 empleados y 9 000 videoclubes en todo el mundo, se declaró en quiebra en septiembre de 2010, y en noviembre de 2013 fue cerrada la última tienda en Estados Unidos.

Los otros jugadores 

Siguiendo modelos de negocio muy similares a los empleados por Netflix en los servicios de producción y distribución de contenidos audiovisuales vía streaming, las compañías Amazon, Google, Apple, América Móvil, Time Warner, Movistar y Televisa, entre muchas otras, también quieren llevarse una tajada de ese pastel, por lo que han lanzado sus propios canales de televisión por internet para atraer suscriptores, aunque no todos han llegado todavía a México.

Amazon, por ejemplo, desde diciembre pasado trajo a nuestro país el servicio Amazon Prime Video, no sólo para competir con Netflix, sino para hacerlo en forma aguerrida pues vienen dispuestos a sacar la cartera para invertir más de 4 000 millones de dólares en la compra y producción de series y películas originales, con tarifas promedio de 3 dólares al mes, durante los primeros seis meses, que luego subirán a 6 dólares.

En el catálogo de Amazon Prime Video encontramos producciones como The Grand Tour, Transparent, The Man in the High Castle y Mozart in the Jungle, la exitosa serie protagonizada por Gael García Bernal y Mónica Belucci, que ya le dio al actor mexicano un Globo de Oro el año pasado. Como un atractivo extra, Amazon ha anunciado que está por estrenar en su canal las series Crisis in Six Scenes (escrita y dirigida por el cineasta Woody Allen) y Sneaky Pete (producida y protagonizada por Bryan Cranston, quien fuera protagonista de la icónica Breaking Bad), en las que no ha reparado en gasto alguno.

Otra prueba de la calidad en los contenidos que ofrece Amazon, son los tres premios Oscar que ganó hace unas semanas por las películas que produjeron y ofrecen en exclusiva a sus suscriptores: Manchester junto al mar (Mejor actor para Casey Affleck y de Mejor guion original) y El viajante (Mejor película extranjera). Aunque no ganó la dorada estatuilla, Manchester junto al mar se convirtió también en la primera película de un medio digital en ser nominada al Premio de la Academia como Mejor película.

Así como Amazon Prime Video ha dejado buen sabor de boca con sus producciones, quien no se queda atrás y constantemente arrasa con premios y nominaciones en los Emmy y Globos de Oro es la cadena HBO, cuyo paquete de canales pueden ser adquirido mediante algún plan de televisión por cable, o bien como HBO Go por plataforma OTT para todo tipo de dispositivos. Propiedad del consorcio Time Warner, HBO cuenta en su catálogo con cerca de 3 000 títulos entre series, películas y documentales, entre los que encontramos algunas de las más espectaculares y exitosas producciones de todos los tiempos: Game of Thrones, Los Soprano, Six Feet Under, True Detective, Mad Men, The Wire, WestWorld y True Blood, por mencionar algunas. Y al ser considerado un servicio de televisión prémium, HBO se caracteriza por ser la primera ventana de exhibición –luego de su corrida por salas de cine y su lanzamiento en Bluray-– de gran parte de las películas más taquilleras y esperadas del año.

Ahí viene YouTube 

Para aprovechar que los usuarios del sitio YouTube reproducen más de mil millones de horas de video al día en todo el planeta, la compañía Google anunció hace unos días que en breve iniciará en las principales ciudades de la Unión Americana el servicio de YouTube TV, un nuevo canal de contenidos audiovisuales propios vía streaming, que además competirá con las compañías que ofrecen televisión por cable (Sky, Dish, DirecTV, Izzi), pues suministrará, en directo y de manera diferida, sólidos paquetes con la programación de muchas de las principales cadenas de TV abierta y TV de paga en el mundo, que podrán variar según la región y las restricciones que existan.

Aunque todavía no es oficial, trascendió que el costo del servicio de YouTube TV será de 35 dólares al mes, que los usuarios contarán con almacenamiento ilimitado en una nube para guardar programas, y que por cada suscripción podrán conectarse hasta seis dispositivos al mismo tiempo. Vale decir que en Estados Unidos ya existen otras tres compañías (Sling TV, PlayStation Vue y DirecTV Now) que ofrecen un servicio similar al que promete YouTube TV, con tarifas que van de los 20 a los 40 dólares. Se espera que este nuevo canal de televisión digital se nutra de las producciones originales de YouTube Red, y que convoque a sus vloggers estrellas, así como a los millones de usuarios de su red, para generar contenidos creativos que atraigan a un público juvenil, principalmente.

Otro de los servicios streaming que podemos encontrar en internet es Mubi, una plataforma en la que se ofrece una película diferente cada día. La particularidad es que reúne filmes extraños, independientes, de culto y de todas partes del mundo. Los filmes generalmente están disponibles por un máximo de 30 días y la suscripción cuesta unos 6 dólares al mes, lo mismo que QubitTV, un muy recomendable canal argentino de películas clásicas que se ocupa de leyendas del cine como Chaplin, Buñuel, Fellini y Kurosawa. Por su parte, el sitio Warner Archive ofrece gran parte del catálogo de estos estudios de Hollywood, en donde podemos encontrar joyas del cine norteamericano. El primer mes es gratis y la mensualidad sale en 10 dólares.

Así, al igual que Netflix, Amazon y HBO, YouTube TV no sólo se convertirá en un rival incómodo para la TV abierta, sino también para los grandes estudios de cine y las poderosas distribuidoras internacionales de películas.

¿Y cómo les compites…?

Francisco Vidal Bonifaz, investigador y autor del libro Los dueños del cuarto poder, considera que la tendencia de crecimiento en la TV de paga continuará, aunque no se trata de algo exclusivo en México, ya que es un fenómeno a nivel internacional por la revolución tecnológica que se vive, lo que facilita el acceso al servicio de nuevos usuarios a precios más accesibles.

“La peculiaridad de las redes de TV de paga, que son robustas y bidireccionales, no sólo permiten transmitir imagen, también sirven para llevar voz y datos. No hay que olvidar que están cada día más ligadas al concepto de banda ancha y, en el contraste con la TV abierta, llevan la de ganar”, dice Vidal Bonifaz, quien añade que, durante muchos años, “en México sólo tuvimos cuatro o cinco canales de televisión, mientras que ahora la TV de paga ofrece, en su paquete más básico, un menú de casi 50 canales, lo que resulta muy atractivo”.

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