Cuando Angelina Jolie hace cuatro años decidió poner punto y final a su relación con Brad Pitt, no solo se divorció de uno de los actores más admirados de Hollywood, lo hizo también del favor popular. Este jueves, la intérprete cumple 45 años en pleno proceso de reconstrucción de su carrera profesional y de su vida.
Con los acontecimientos a su favor, una pelea en un avión con Pitt borracho y a gritos con su hijo mayor, todo parecía indicar que Jolie iba a ganarse al público durante el proceso de divorcio, pero no ha sido así. La actriz se ha convertido en este largo tiempo de batalla legal en una figura antipática que ha puesto todos los obstáculos posibles para que quien fue su marido pudiera ver a sus hijos y que ha filtrado a los medios de comunicación a través de terceros situaciones en las que este no queda muy bien.
En la campaña por ganarse el favor popular, Jolie ha presumido de sus seis hijos siempre que ha podido, desfilando por las alfombras rojas de medio mundo. La estrategia de Pitt ha sido otra. Primero silencio, después confesión de sus errores y después arrepentimiento. Las declaraciones sobre sus hijos han sido muy pocas, la más rotunda cuando ganó el Oscar y habló de ellos como la razón de su vida. De unas semanas a esta parte se ha sabido que el actor, tras llegar por fin a un acuerdo sobre la custodia de sus hijos, mantiene una regular relación con ellos, a excepción de los dos mayores.
Hollywood nunca olvida a los suyos y Pitt es uno de ellos. En cambio, Angelina Jolie nunca ha terminado de encajar en este particular universo de estrellas. Ahora se presenta como una mujer obsesionada por la vida sana, pero en su juventud admitió haber tomado todo tipo de drogas, desde la heroína al éxtasis. Mantuvo una relación sentimental con la modelo Jenny Shimizu y antes de cumplir 30 años ya se había casado dos veces: con el británico Jonny Lee Miller, a quien conoció en el rodaje de Hackers; y con Billy Bob Thornton. Luego llegó a su vida Brad Pitt cuando este todavía estaba con Jennifer Aniston.
“Nunca pensé que tendría hijos. Nunca pensé que estaría enamorada. Nunca pensé que conocería a la persona adecuada. (…) Después de todos estos años tenemos una historia común. Y cuando tienes una historia con alguien, eres amigo de una manera tan real y profunda que hay mucha comodidad, tranquilidad y un profundo amor que llega por haber pasado tanto tiempo juntos”, dijo sobre la familia que formó con Pitt. Pero el desamor llegó también. Desde su tercer divorcio no se le conoce pareja y casi no se deja ver en público salvo en algún estreno o tarea solidaria. Trabaja con ACNUR, que la nombró enviada especial en 2012, tras ser durante 11 años embajadora de buena voluntad.
Sus progenitores, cuenta, marcaron su vida. Con su padre Jon Voight, ganador de un Oscar por El regreso, ha mantenido una relación de ida y vuelta. Pero por su madre, Marcheline Bertrand, siempre sintió admiración. Falleció en el año 2007 como consecuencia de un cáncer de ovarios. Esta enfermedad llevó a Jolie a tomar la decisión de pasar por el quirófano para evitar la posible aparición de esta dolencia. Descubrió que era portadora del gen BRCA1, que aumentaba sus posibilidades de padecer cáncer, por eso primero se sometió a una doble mastectomía, en 2013, y dos años más tarde le fueron extirpados los ovarios y las trompas de Falopio. Jolie también hizo de ello una bandera para las mujeres que se encuentran en una situación similar.
Artísticamente su carrera está estancada, mientras que la de Pitt ha alcanzado este año la gloria con un Oscar. La historia continúa.