Dolores Martínez de Anda, mejor conocida como Lola Álvarez Bravo, fue una reportera gráfica, fotógrafa comercial y documental, retratista profesional y artista plástica. La obra generada a lo largo de su vida es considerada como una “biografía visual” del México del siglo XX.
Nació en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1907 donde creció hasta que se mudó a la Ciudad de México en 1916, a los nueve años. Su historia familiar presentó diversas controversias, entre ellas, la misteriosa desaparición de su madre cuando ella era niña y la muerte de su padre durante su adolescencia.
Una vez en la capital, conoció a uno de sus vecinos, Manuel Álvarez Bravo, con el que se casaría en 1924 para después mudarse al estado de Oaxaca. Este hombre la inmiscuyó en el mundo de la fotografía, le enseñó a revelar películas y a hacer copias en el cuarto oscuro. Sin embargo, el matrimonio no funcionó y se separaron en 1934. La fotógrafa decidió conservar el apellido de Manuel una vez que terminó la relación.
A mediados de los años 30, Lola Álvarez comenzó su carrera en la fotografía en la revista El maestro rural, la cual era editada por la Secretaría de Educación Pública (SEP); posteriormente, colaboró con la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) en 1934, pues un año antes conoció a Paúl Strand y María Izquierdo.
Dolores Martínez de Anda, mejor conocida como Lola Álvarez Bravo, fue una reportera gráfica, fotógrafa comercial y documental, retratista profesional y artista plástica. La obra generada a lo largo de su vida es considerada como una “biografía visual” del México del siglo XX.
Nació en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1907 donde creció hasta que se mudó a la Ciudad de México en 1916, a los nueve años. Su historia familiar presentó diversas controversias, entre ellas, la misteriosa desaparición de su madre cuando ella era niña y la muerte de su padre durante su adolescencia.
Una vez en la capital, conoció a uno de sus vecinos, Manuel Álvarez Bravo, con el que se casaría en 1924 para después mudarse al estado de Oaxaca. Este hombre la inmiscuyó en el mundo de la fotografía, le enseñó a revelar películas y a hacer copias en el cuarto oscuro. Sin embargo, el matrimonio no funcionó y se separaron en 1934. La fotógrafa decidió conservar el apellido de Manuel una vez que terminó la relación.
A mediados de los años 30, Lola Álvarez comenzó su carrera en la fotografía en la revista El maestro rural, la cual era editada por la Secretaría de Educación Pública (SEP); posteriormente, colaboró con la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) en 1934, pues un año antes conoció a Paúl Strand y María Izquierdo.
Fue profesora de la Academia de San Carlos en la Ciudad de México. Entre los artistas mexicanos con los que colaboró se encuentran Diego Rivera, Rufino Tamayo David Alfaro Siqueiros y Frida Kahlo, esta última fue la protagonista de una de sus exposiciones.
“Frida y su mundo” fue el nombre de la serie fotográfica que presentó en el centro de exposición que fundó, el cual más adelante cambio su nombre a Galería Juan Martín, en los años 90. Desde entonces, la galería hace una exposición con más con 200 de sus mejores fotografías.
Una placa con su nombre fue colocada en el Teatro Degollado de Guadalajara, Jalisco, en noviembre de 1985, donde se inauguró una exposición de 80 fotografías. Finalmente se retiró de la fotografía en el año 1989.
Pasó sus últimos días de vida en la capital del país, cuatro años después de haberse retirado, el 31 de julio de 1993.