CENTRO DE SISTEMAS DE SOLDADOS DEL EJÉRCITO, Massachusetts, EE.UU. (AP) — En los casi cuatro años que pasaron desde que el Pentágono anunció que admitiría mujeres en todos los puestos de combate, al menos 30 de ellas han alcanzado la categoría de ranger del ejército, dos se graduaron en la escuela de marines y tres pasaron las extenuantes evaluaciones iniciales que se hacen a los boinas verdes.
No son muchas, pero el que hayan completado algunas de las pruebas físicas y mentales más duras a que son sometidos los soldados estadounidenses genera un interrogante científico: ¿Quiénes son estas mujeres y qué las hace tan fuertes?
Investigadores del cuerpo médico del ejército iniciaron un estudio en el que esperan encontrar las respuestas a esas preguntas.
“Nos interesan mucho estas mujeres de elite que son las primeras que pasan un entrenamiento físicamente muy exigente”, dijo Holly McClung, fisióloga nutricional del Instituto de Investigaciones de Medicina Ambiental del Ejército en Massachusetts. “El objetivo es analizar este grupo único de mujeres que han pasado estos entrenamientos habitualmente reservados para los hombres”.
Muchos líderes militares habían puesto en duda el que las mujeres puedan desempeñar ciertas funciones y si enviarlas a combate no los colocaría en situación vulnerable.
Las mujeres, no obstante, están pasando cada vez más el curso de nueve semanas de los rangers y la cantidad de mujeres que se postulan para unidades especiales va en aumento. Los cursos abarcan una serie de etapas y duran entre nueve semanas y uno o dos años, en los casos de unidades y puestos de elite.
Involucran una cantidad de pruebas físicas rigurosas, de supervivencia en el agua, de cómo orientarse de día y de noche, marchas con cargas pesadas, prolongados períodos de patrulla en varios climas y numerosas pruebas mentales, psicológicas y de liderazgo.
El objetivo, según McClung, es identificar los atributos –mentales, físicos y psicológicos– que ayudan a las mujeres a salir adelante. La idea es que, si se pueden identificar esos secretos, tal vez se pueda ayudar a otras mujeres a superar estos retos.
En una pequeña oficina del sótano de la base de Natick, en Massachusetts, McClung y la psicóloga Julie Hughes, preparan una cinta caminadora conectada a una computadora. Planean colocarles a las mujeres una máscara y aparatos de respiración para hacer exámenes que revelan el estado físico de una persona. La prueba indica cuantos milímetros de oxígeno usan por kilo de peso por minuto. En otras palabras, cuánto oxígeno se emplea cuando una persona se ejercita al máximo de sus posibilidades.
Una persona promedio, sedentaria, puede arrojar un resultado de 30. Atletas de elite –corredores y ciclistas– llegan a los 80.
El plan por ahora es que vengan de a dos o tres mujeres a Natick a someterse a una serie de pruebas durante tres días para identificar características biológicas y fisiológicas típicas de mujeres en tan buen estado físico.
El que se hagan las pruebas a varias mujeres al mismo tiempo puede acentuar el espíritu de competencia y generar mejores resultados.
“Este es un momento histórico único”, dijo Hughes. “Tenemos este grupo de mujeres que pasaron por esos entrenamientos y queremos observarlas para ver qué es lo que las hace únicas”.
Exámenes de respiración, de sangre, de los niveles de calcio y hierro, así como tomografías de la densidad de los huesos y programas de ejercicios permitirán determinar el estado físico de las mujeres. Otros exámenes y entrevistas ayudarán a evaluar su fortaleza mental y psicológica.
Las mujeres tomarán tres exámenes psicológicos pensados para determinar sus agallas, su resistencia y su capacidad de adaptación.
Mark Esper, postulado por el presidente Donald Trump para secretario de defensa, dijo que el estudio permitirá comprender mejor la condición física y tal vez reducir las lesiones.
“Sospecho que es la determinación lo que las saca adelante”, dijo Esper. “Tienes que tener cierto nivel de capacidad atlética, pero ellas lo llevan a otro nivel extraordinario. Estas mujeres son duras”.
McClung dice que el 12 de julio le informaron que el estudio había sido aprobado y que no cree que vaya a haber problemas para conseguir mujeres dispuestas a someterse a estas pruebas.